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Las tecnológicas andaluzas: en plena ebullición y claves para el tejido empresarial

Los expertos analizan el potencial de la región como foco de atracción de talento, la situación por la que pasan la pymes y cómo la tecnología está transformando a la sociedad.

 

Términos como Big Data, Inteligencia Artificial o Machine Learning resuenan en la cabeza de buena parte de la población que, sin embargo, no sabe con exactitud qué significan ni qué implican. Lo mismo les ocurre, en muchas ocasiones, a quienes lideran y dan vida a las pymes. Para hablar de ello, varios profesionales del sector se han reunido en la casa de ABC, en un coloquio titulado ‘Presente y futuro de las tecnológicas andaluzas.

 

«Gracias a la emergencia sanitaria hubo un salto en la transformación digital de la mayoría de las pymes, que, sin embargo, todavía están lejos de llegar al nivel de otras empresas más avanzadas», expresa Antonio Fernández Santa Cruz, socio fundador de Vector Horizonte. Una postura con la que Oliver Martínez Vitoriano, director general de Ghenova Digital, se muestra en consonancia: «Nosotros tenemos clientes grandes que ya tienen claro que la digitalización es fundamental para su producto y no tienes que convencerlos de nada, pero la realidad de Andalucía es que esos clientes no son mayoritarios, y ahí vienen los problemas. Primero el desconocimiento, hay que hacer una evangelización de la tecnología porque han escuchado hablar de todo pero no saben qué valor le da a su negocio […] Y luego, que las personas que toman las decisiones son desconocedoras de las propias tecnologías; esta cultura, que impulsa a la digitalización, todavía no está metida dentro del tejido industrial […] Veo que se ha dado el paso pero que todavía queda mucho para que sea una realidad en la industria».

 

SEVILLA. 01/12/22. Coloquio sobre empresas tecnológicas. Oliver Martínez. FOTOS: ROCIO RUZ. ARCHSEV

 

Por su parte, José Ángel Pérez, socio director de NTT Data en Andalucía, puntualiza: «Hay que distinguir entre las empresas específicas del sector tecnológico, que tienen un nivel de maduración bastante alto y que, independientemente de su tamaño, ofrecen soluciones muy potentes, y las que no lo son […] En el sector específicamente tecnológico, la madurez y la perspectivas son muy buenas, pero los sectores que tienen que hacer uso de estas tecnologías, aunque han avanzado bastante, tienen mucho camino por recorrer».

 

SEVILLA. 01/12/22. Coloquio sobre empresas tecnológicas. Jose Angel Pérez. FOTOS: ROCIO RUZ. ARCHSEV

 

Martínez asegura que lo que mejor les ha funcionado en Ghenova Digital a la hora de asesorar a las pymes que nada tienen que ver con el mundo de la tecnología es posicionarse como tecnólogos externos a ellos, es decir, explicarles cómo la digitalización les puede ayudar a mejorar su rendimiento y sus perspectivas, en definitiva, a que el negocio vaya mejor. Según afirma, se trata de «democratizar, culturizar y ponerse a su lado» para luego «acompañarlos en todo el viaje: desde entender su problema hasta desarrollarlo y darle el seguimiento que requiere». Un proceso que los expertos coinciden en que es muy necesario y acertado. En este sentido, Pérez asegura: «Las pymes saben mucho y muy bien de su negocio pero no son capaces o les cuesta ponerse al día, especialmente con tantísimas herramientas, aplicaciones, palabras… a veces, lo único que hace falta es ayudarles».

 

SEVILLA. 01/12/22. Coloquio sobre empresas tecnológicas. Antonio Fernández Santa Cruz. FOTOS: ROCIO RUZ. ARCHSEV

 

INCENTIVOS Y SUBVENCIONES

Otro punto clave es la financiación. Según explica Fernández Santa Cruz: «Nuestra labor, como no somos una empresa tecnológica, está en facilitarles [a las pymes] la toma de decisiones, es decir, en hacerles saber que hay una serie de herramientas, ayudas e incentivos para que al empresario, que desconoce las palabras o que no ve del todo claro qué le va a aportar la tecnología a su cuenta de resultados, le cueste menos tomar la decisión de incorporar esas tecnologías […] Existen instrumentos de subvención y deducciones fiscales que las grandes corporaciones tienen muy claros pero que a otras empresas más pequeñas les genera mucha incertidumbre. Nuestra labor es decirles que van a arriesgar, que van a invertir, pero menos: de lo que inviertan, pueden recuperar una parte por la vía de la subvención y otra parte por la vía de las deducciones fiscales. Nos están abriendo mucho las puertas las ‘startups’ porque ya conocen el lenguaje y vienen con un espíritu distinto, no tienen los miedos aprendidos de las grandes empresas. Y también nos están abriendo las puertas industrias a las que tomar la decisión de invertir en nuevas tecnologías hasta ahora les costaba».

 

Además, el experto advierte de la necesidad de ajustar las ayudas e incentivos a las verdaderas necesidades del tejido empresarial. «No somos capaces de gastarlos [los fondos Next Generation] en solo cinco años y, si encima ponemos un montón de reglas administrativas, burocráticas, para aplicarlos, las empresas renuncian en primera instancia a las ayudas porque no les compensa. Hay programas donde se aprueban tres de cada cinco proyectos, pero solo se financia uno de cada cinco; si hay dinero que no somos capaces de gastar y se presentan empresas que van a posicionar a nuestro tejido empresarial de aquí a unos años, habría que financiar todo lo que llegue al cinco, ya que se gasta dinero y tiempo en evaluar los proyectos».

 

LA LLAVE DE LA ESPECIALIZACIÓN

Otro problema, indica también Fernández Santa Cruz, es que «la mayoría de los que toman las decisiones en las empresas todavía no son nativos digitales. En el momento en que vaya habiendo ese relevo generacional y quienes están ahora al frente de las ‘startups’, que sí son nativos digitales, lleguen a grandes empresas y empiecen a tomar esas decisiones, creo que la incorporación de tecnología fluirá mucho más rápido en todos los ámbitos, desde el doméstico y el recreativo hasta el profesional».

 

Aun así, los tres expertos coinciden en que, como resultado de unos cambios cada vez más vertiginosos, siempre va a existir una brecha digital entre las distintas generaciones, lo que obliga a los profesionales (y al ciudadano de a pie) a estar aprendiendo de forma constante. Pero, en vista de que el mundo de las tecnologías abarca cada vez más aspectos, es imposible saberlo todo. Pérez ve, por tanto, la clave en la especialización, lo que implica un cambio en el día a día, sobre todo, en el mundo empresarial: «Tú antes contratabas a una compañía para que te hiciera prácticamente cualquier cosa en el ámbito tecnológico y ahora eso es muy complicado. Si quieres algún servicio de Inteligencia Artificial, hay empresas muy especializadas en ello, y lo mismo ocurre con el Big Data, por ejemplo. Para las grandes corporaciones esto está provocando un cambio de paradigma donde el modelo de la alianza o consorcio con empresas de nicho especializadas en ciertos temas es clave porque es la única manera de ser capaces de ofrecer un portfolio de servicios. Es una oportunidad espectacular para las empresas tecnológicas andaluzas […] Tenemos que empezar a pensar que no podemos conocer de todo y tenemos que sabernos relacionar con los que saben más».

 

LA TECNOLOGÍA EN LA CALLE

No obstante, la tecnología y su poder de digitalización no se ciñen al mundo empresarial, sino que van más allá y tiñen al conjunto de la sociedad. «La tecnología está en nuestras vidas, en cualquiera de los ámbitos, empezando porque todos llevamos un móvil que nos está midiendo los pasos que damos. Para mí, la clave es naturalizar el uso de la tecnología, pero sabiendo los riesgos que se corren», señala Martínez, que prosigue: «El concepto de ‘smart city’ [ciudad inteligente] que llevamos escuchando toda la vida se va a poder desarrollar con el 5G, antes solo eran conceptos, gestionar y monitorizar una ciudad completa: residuos, trafico, por dónde van los ciudadanos… no era posible […] Esto tiene un enorme potencial, tanto para lo bueno como para lo malo […] No se sabe hasta dónde llega el límite. No preparan a nadie para una sociedad en el ciberespacio, ves una aplicación gratis y das tus datos, eso es un problema. El estar expuesto en redes sociales es peligroso, pero la sociedad no lo concibe así. Hay necesidad de educación en ese sentido, debería llevarse al colegio para que las siguientes generaciones, que son nativas de esta tecnología, tengan conocimiento de los riesgos que hay».

 

En la misma línea, Fernández Santa Cruz agrega que «el sistema educativo no ha evolucionado hacia la ciberseguridad […] hay que darles [a los jóvenes] unas normas que no existen, no se les puede educar si no hay una doctrina previa». Y Pérez añade: «Quizás el problema, en parte, es que esto está evolucionando tan rápido que es imposible que seamos capaces de asimilarlo y, cuando te pones las pilas en un tema muy concreto, llega una siguiente versión […] Ya empiezas a naturalizar que va a haber cosas que, aunque no entiendas, van a cambiar. Tenemos que tener también la mente abierta, que es lo que más nos cuesta, a cosas que sabemos que van a pasar pero no cuándo ni cómo. Leí en una revista que había un número importante de carreras que se sabe que van a existir dentro de cinco años, pero que no se conocen todavía».

 

DESAFÍOS DEL FUTURO

Con los ojos puestos en los tiempos venideros, Pérez ve un reto en «la falta de talento, ya que cuesta muchísimo contratar personal y retenerlo. Hay un estudio que dice que, solo en la región de Andalucía, hay una brecha de demanda frente oferta de 10.000 profesionales TIC. Es la cuarta región con mayor déficit, lo que tiene una parte positiva, implica que las cosas están cambiando, que hay más oportunidades, que las compañías nos tenemos que poner las pilas para ser capaces de ayudar a reconvertirse a personas con un perfil distinto, es un reto también para las universidades y para las administraciones públicas».

 

A ello se suma la necesidad de, según Fernández Santa Cruz, vender mejor en Andalucía para atraer a profesionales de otros puntos de España y del planeta, convertir a la comunidad en una receptora de talento; así como, explica Martínez, asumir que la pandemia transformó la vida de las personas y también su forma de trabajar, por lo que hay que implantar e incentivar modelos híbridos que mezclen el teletrabajo con el trabajo presencial.